miércoles, 24 de agosto de 2011

Jugar

No se puede jugar a medias
Si se juega, se juega a fondo
Para jugar bien hay que apasionarse.
Para apasionarse hay que salir del mundo de lo concreto
Salir del mundo de lo concreto es introducirse en el mundo de la locura
Del mundo de la locura hay que aprender a “entrar” y “salir”
Sin introducirse en la locura no hay creatividad
Sin creatividad uno se burocratiza, se torna hombre concreto. Repite palabras de otro.
Eduardo “Tato” Pavlovsky

El juego, como toda actividad humana, es definido de distintas formas según la posición que toma el autor.
Según Roger Caillois: “La función propia del juego es el juego mismo. Ocurre que las aptitudes que ejercita son las mismas que sirven para el estudio y, para las actividades serias del adulto (...) El juego, aún bajo su forma de juego de dinero, resulta rigurosamente improductivo, (...) Es una característica del juego el no crear ninguna riqueza, ninguna obra. (...) Hay desplazamiento de propiedad, pero no producción de bienes. Por esto se diferencia del trabajo o del arte. Al final de la partida todo puede y debe quedar igual que como estaba, sin que haya surgido nada nuevo”(Caillois, Roger: Teoría de los Juegos. Ed. Seix Barral, Barcelona, 1958)
Si bien se trata de una ficción, en ella se cree firmemente. El jugador que no cree en el juego no está en condiciones de jugar.
Johan Huizinga dice que “ El juego es una acción o una actividad voluntaria, realizada en ciertos límites establecidos de tiempo y lugar, según una regla libremente consentida pero completamente imperiosa, provista de un fin en si, acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de una conciencia de hallarse de manera diferente que en la vida cotidiana”.
Las reglas definen lo que es o no el juego. Esas convenciones son arbitrarias e imperativas. No pueden violarse sino se acaba el juego. Mantener la regla, la voluntad de respetarla, sólo por el deseo de seguir jugando. Para jugar se necesita cierto grado de compromiso con uno o con los demás, al ver a los niños que juegan, se verá quien está seriamente comprometido.
Implica socialización, jugar el uno contra el otro significa al mismo tiempo, jugar juntos, un adversario es al mismo tiempo un compañero. Ahí esta la diferencia con el deporte donde cómplices y rivales son determinados de antemano, donde también se entregan premios y hay críticas del rendimiento.

El juego es entretenido y contiene diversidad, el único fracaso del juego, es no divertirse, hay que frenarlo. Es algo cambiante, dinámico, voluntario y muy variado. Por la comunicación se conoce al otro, se reciben y transmiten datos, se procesan angustias y temores frente a los estímulos que lo posibilitan.
Así se va aprendiendo a compartir, jugando, se intercambian vivencias: agresión, satisfacción, odio, temor, amor.
Existe la necesidad de inventar, hay que dejarse llevar según la iniciativa del jugador.
El placer atraviesa toda la actividad lúdica, es el motivo mismo del juego, por eso mismo, no se juega por displacer, ya que derivaría a la suspensión del juego.
Después de analizar diferentes conceptualizaciones del juego concluyo con las palabras de Bruner: "El juego no es sólo juego infantil. Jugar, para el niño y para el adulto..., es una forma de utilizar la mente, incluso mejor, una actitud sobre cómo utilizar la mente. Es un marco en el que poner a prueba las cosas, un invernadero en el que poder combinar pensamiento, lenguaje y fantasía".

Lic. Roxana Muotri

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