LONDRES.- "Quiero convertirme en una leyenda". Eso deseaba para
Londres 2012. Su protagonismo excluyente en la ceremonia inaugural,
abanderado de Jamaica y deportista central del desfile, lo puso en ese
lugar que le encanta. Disfruta del show. Lo busca y lo siente. Pero nada
ni nadie lo distraen de su trabajo: ganar carreras.
Tras sus tres títulos en Pekín 08, debía igualar esa
marca para cumplir con su objetivo. No llegó en las mejores condiciones.
Poco antes de los Juegos, en los selectivos de Jamaica, sufrió una
contractura en la pierna derecha. Había sido derrotado tanto en los 100
como en los 200 metros por su amigo, protegido y rival Yohan Blake.
Nació con una escoliosis en la parte baja de la columna que le ha
causado repetidos problemas en los isquiotibiales, músculos clave para
los sprinters . Situados en la parte posterior del muslo,
viven en máxima tensión durante la prueba. Su acortamiento genera
peligro de lesiones. Su pierna derecha mide 1,4 cm menos que la
izquierda. En 2004 estuvo cerca de dejar el atletismo por este problema
que le costó la prematura eliminación en los 200m de Atenas. Le dolía
mucho la espalda y no sabía ni por qué ni cómo controlarlo. Develado el
diagnóstico, su entrenador Glen Mills recurrió al médico alemán Hans
Muller Wolfahrt, quien preparó una completa rutina de ejercicios
preventivos y correctivos. Por cada hora de entrenamiento intensivo, hay
otra dedicada a estos trabajos específicos de lumbares, abdominales y
la alineación de la columna.
La recuperación de la contractura le alteró los planes de
entrenamiento para Londres. No estaba en su plenitud. Pero nunca hay
que subestimar el corazón de un campeón. Siempre brilló en las grandes.
Todos sus récords, mundiales y olímpicos, pertenecen a finales. En los
100m mejoró su marca de Pekín. Arrastró a todos. Siete de los ocho
finalistas bajaron los diez segundos. Blake igualó el mejor registro de
su vida y fue segundo. Gatlin, campeón olímpico en Atenas 2004, nunca
había corrido a 9s79/100 y sólo le alcanzó para el bronce. Él los hace
mejores. Los obliga a esforzarse más para evitar el papelón de mirarle
la espalda en la llegada. "La carrera de 100 metros es el show y los
dólares. Los 200 son el arte y la técnica, ésa es mi prueba favorita",
comparó en un reciente reportaje de L'Équipe Mag. Tras el doblete en el
hectómetro, repetir en los 200 m lo pondría en otra liga. Solo. Apretado
como nunca antes por Blake, lo logró sin batir el récord mundial. No
podía. El periodista Martí Perarnau lo explica muy bien en su blog
(www.martiperarnau.com): "Apenas cortó la tensión de tobillos en las
tres últimas zancadas de las 79,5 que dio: 23 pasos en los primeros 50
metros; 19 en los segundos; 19 en el tercer tramo y 18,5 en el último,
con zancadas finales de 2,86 metros. De no cortar su ritmo podría haber
concluido en 19s26/100 o 19s28/100, pero difícilmente en menos".
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