En el deporte de alta exigencia, la labor kinésica deportiva (como responsabilidad profesional) va más allá de la lesión. Si bien tiempo atrás el fisio se limitaba a trabajar con el deportista solamente durante el período en el que estaba en el consultorio, hoy las cosas cambiaron y mucho. Los kinesiólogos tenemos que estar preparados para brindar también un entrenamiento óptimo acorde a las necesidades de nuestro paciente. ¿Cuando termina el trabajo del fisio y empieza el del PF? ¿Cómo nos damos cuenta que tenemos que dar el alta? Existen infinidad de tests (dependiendo de la actividad) para saber si un jugador está apto para volver al entrenamiento, pero la verdad es que las lesiones aparecen en los momentos de mayor exigencia. ¿Y cual es ese momento? LA COMPETENCIA.
Muchos colegas del ámbito deportivo van a coincidir conmigo en que el momento del alta kinésica es el día en que el jugador vuelve a la competencia deportiva. Hasta ese momento, es esperable que el fisio lo siga y lo dirija en el entrenamiento de campo. Y es ahí donde me quiero detener.
Durante mucho tiempo, el ámbito del fisio fue delimitado por el “dolor” y eso nos sacó capacidad de trabajo. Limitó el accionar profesional a una estructura lesionada y no a una función abolida en consecuencia, como debería haber sido. Por suerte (y gracias a un arduo trabajo) las cosas evolucionaron y hoy nos encontramos con equipos de trabajo que entienden que estas estructuras interdisciplinarias, son fundamentales para la óptima recuperación de los deportistas.
Es así como encontramos términos en común en áreas que a simple vista estarían distanciadas por el daño de una estructura. Voy a referirme brevemente a dos de ellas intentando enfatizar la importancia que tienen en el entrenamiento diario.
Coordinación: cuando sentimos esta palabra lo primero que nos viene a la mente es una imagen de nosotros mismos con una pala en la mano repiqueteando lo mas rápido que podemos en una escalera afín, para llegar a volear rápido a la red la pelota que el entrenador nos tira pegada al alambre. El trabajo de coordinación es importantísimo. Una persona sin coordinación, no tiene reacción, no tiene FUERZA y se lesiona. La coordinación no solamente relaciona mi cuerpo con el medio externo, sino que relaciona mi cuerpo en si mismo. Un músculo descoordinado, es un músculo que no se contrae todo junto, por lo tanto ineficiente y débil. Si yo no tengo coordinación entre mis músculos anteriores y posteriores del muslo, ¿puedo garantizar que cuando unos se contraigan velozmente los contrarios controlen el movimiento dejando que los primeros actúen? ¿puedo garantizar que todos van a actuar al mismo tiempo cuando caiga de un salto para estabilizar la rodilla protegiéndola? El entrenamiento de la coordinación es fundamental para prevenir lesiones y optimizar los recursos.
Propiocepción: básicamente la propiocepción es la noción que tiene mi sistema nervioso de la relación que hay entre mi cuerpo y el medio. Es lo que me permite llegar a la pared exigido, frenar rápido y volver a arrancar, sin preocuparme por que mis tobillos puedan llegar a sufrir algún trastorno o saltar a pegar un smash sin perder la noción de a que distancia estoy del piso. Una buena base propioceptiva previene lesiones, genera estabilidad y garantiza golpes firmes y precisos.
Está más que claro que nadie piensa en estas cuestiones a la hora de realizar el gesto deportivo, lógicamente el sistema nervioso se pone un objetivo y lo cumple de la mejor manera posible. Pero la idea de todo esto es entender que si se pasan buena parte del entrenamiento haciendo equilibrio en un Bozu pero después en la cancha son capaces enroscar con una bandeja una bola imposible al alambre… feliciten a sus entrenadores, van por buen camino.
Saludos desde Argentina.
Lic. Facundo Gorostiaga
Kinesiólogo Fiasiatra MN 9311
Dir. de Jacaranda Kitema
Consultas: facundo.gorostiaga@jacarandakitema.com.ar
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